Hay muchas razones por las que leer un libro. Por obligación (todos lo hemos hecho, en nuestros años estudiantiles y más allá), para aprender, por ansia de conocimiento sobre un tema en concreto (o una época), para hacer favores (tu amiga escribe y quieres hacerla feliz, sea cual sea el resultado), para mejorar en tu escritura, para calmar tu soledad… y por placer.
Creía que esta última razón estaba más que clara. De hecho, seguramente te haya venido a la mente antes que todas las anteriores y que incluso haya lectores que solo contemplen esa. Es decir, que solo lean para pasar un buen rato y olvidar sus problemas.
Y si es así, ¿por qué hay gente que se empeña en criticar los libros que proporcionan puro placer a determinadas personas? Porque no me canso de leer comentarios parecidos en redes.
Que si no hay mensaje, no es literatura. Que si no cumple unos «mínimos de calidad» (¿qué mínimos? ¿Qué calidad? ¿Pero tú quién eres, Tolstói?), no merece la pena. Que si el género es X, pues es una basura. Que si leer historias entretenidas y no novelas que traten sobre un tema profundísimo es perder el tiempo…

Nadie diría que tomarte un café con un amigo y charlar con él es perder el tiempo. No importa que tu amigo no sea la persona más inteligente del universo, la más buena o atractiva. ¿Qué más da? Te lo pasas bien, te ríes, le escuchas, igual hasta lloras con él, y te vas a casa con una sensación de pura satisfacción.
Pues lo mismo sucede con las lecturas por placer. Y nadie debería menospreciar ese tiempo de felicidad. Porque carece de importancia cómo sea tu amigo… o ese libro. Porque tú lo has disfrutado, y eso basta.
Y que digan misa.

panda de elitistas
He escrito historias con el simple objetivo de entretener a los demás y otras en las que quería tratar un tema en concreto, mostrar una evolución de personaje o bien una época que me gusta. Y todas son igual de válidas. Cada una tendrá un tipo de lector e incluso el mismo que, dependiendo de su estado de ánimo, le gustará más o menos en determinado momento. Esa certeza, en sí misma, es un alivio. Porque no hay una sola forma de entender la literatura ni tampoco la felicidad que ésta nos proporciona.
Ojalá los libros no dejen de hacernos sentir bien, independientemente de las críticas.
Nos leemos~